Historia

El Instituto «Hijas del Divino Salvador» fue fundado el 24 de diciembre de 1956, en la villa de Santo Domingo, Diócesis de San Vicente, El Salvador, Centro América por el Excelentísimo Monseñor Pedro Arnoldo Aparicio Quintanilla (salesiano), Primer Obispo de la Diócesis de San Vicente. El nombre fue escogido en honor al Patrono de la República de El Salvador: El Divino Salvador y después por haber nacido el 24 de diciembre, fecha en que se celabra el nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo.

Signos:

Los signos que Mons. Aparicio recibió para fundar el Instituto Hijas del Divino Salvador fueron tres:

  1. En el año 1946 el Padre Pedro Tantardini, inspector salesiano, le aconsejó a Mons. Aparicio que fundara una congregación femenina que diera respuesta a:
  2. La educación en escuelas parroquiales
  3. La catequesis.

La pastoral juvenil

En el mismo año 1946, Mons. Aparicio hizo una consulta a la Santísima Virgen a través de una carta enviada a Sor Ersilia Crugnola, provincial de las Hijas de María Auxiliadora en México. La consulta y las respuestas son las siguientes:

– ¿Con qué espíritu se formará la Congregación?

R/ Con el espíritu de San Juan Bosco

– ¿Con qué finalidad?

R/ Enseñando al que no sabe y llevando almas al cielo

– ¿Qué señal le daba de que la fundación era obra de Dios?

R/ Las dificultades.

 

La preocupación por la educación a nivel de Conferencia Episcopal de El Salvador en las reuniones de Conferencia Episcopal en los años 1954-1955. Mons. Aparicio les presentó un plan que fue aprobado y le puso manos a la obra procediendo a la fundación de la Congregación.

Estos signos son los que motivaron a Mons. Pedro Arnoldo Aparicio para fundar la Congregación.

Misión

Los primeros 2 años de existencia del Instituto (1957 y 1958), las futuras religiosas se dedicaban a la catequesis del pueblo y de los cantones de Santo Domingo.

El 1 de febrero de 1959, Mons. Aparicio dando respuesta al plan de educación de maestras católicas, que había aprobado la Conferencia Episcopal, fundó la Escuela Normal Rural de Santo Domingo, en la Casa Madre del Instituto. De esta manera las Religiosas «Hijas del Divino Salvador» empezaron sus estudios como maestras.

Desde ese momento histórico concreto, el Instituto Hijas del Divino Salvador, ha venido enviando a la sociedad promociones de maestras, que se unen a las filas magisteriales, con la obligación profesional de educar cristiana y moralmente a todos los niños y jóvenes que Dios les confía.

El Instituto Hijas del Divino Salvador se dedica a la educación cristiana de la niñez y juventud, especialmente la más pobre y necesitada, para colaborar en la Iglesia al establecimiento y crecimiento del Reino de Cristo.

La dimensión fundamental del Instituto en la misión es la catequesis y la educación, que quiere iluminar con la doctrina cristiana los ambientes populares.

Esto lo hacemos ordinariamente en las parroquias y en las obras que se tienen como:

  • Escuelas de educación parvularia, básica, media y superior
  • Talleres de promoción humana
  • Casas Hogar
  • Pastoral en misiones
  • Casas de retiro
  • Coordinación de la catequesis, formación de catequistas, dar catequesis, coordinación de grupos juveniles.

La Hija del Divino Salvador es una religiosa evangelizadora-educadora que vive la espiritualidad del Pesebre de Belén y de Don Bosco.

Vida religiosa

Aprobaciones

El 25 de marzo de 1972, el Excelentísimo Mons. Pedro Arnoldo Aparicio, emitió el decreto de aprobación como Congregación religiosa o Instituto religioso de derecho diocesano.

El 4 de marzo de 1989, Su Santidad Juan Pablo II, dio la aprobación como Congregación religiosa o Instituto religioso de derecho Pontificio.

En los viajes de 1988 y 1989, que Hna. Rosa Candelaria Cáceres, Superiora General, aprovechó de seguir de cerca con la Congregación para los Institutos de Vida Religiosa y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano, el proceso de la aprobación de las Constituciones renovadas, gracia que fue concedida el 24 de mayo de 1989, día de María Auxiliadora de los Cristianos.

Lugares donde está presente el Instituto «Hijas del Divino Salvador»

El Instituto «Hijas del Divino Salvador» en la actualidad está presente en El Salvador, Guatemala, Venezuela, Bolivia y Panamá.

En El Salvador

En Santo Domingo, se tienen tres casas:

•  La Casa Madre: a llí se atiende la formación de las Hermanas recién profesas, la formación de maestras, en el Instituto Especializado de Educación Superior, el bachillerato y tercer ciclo en el Colegio «Ana Guerra de Jesús», que se fundó en 1960 y el Centro Escolar Católico «Ana Guerra de Jesús» fundado en 1963. Las Hermanas continúan atendiendo la catequesis de la Parroquia de Santo Domingo tanto del pueblo y de los cantones.

•  En 1970 se fundó la Casa del Noviciado ya que el noviciado hasta ese entonces estaba en la Casa Madre.

•  En 1999 se fundó la Casa Generalicia, en la cual reside la Superiora General con una Comunidad que se dedica a trabajos del Instituto.

•  El Instituto comenzó a extenderse en la misma Diócesis el 11 de febrero de 1966, cuando un grupo de Hermanas salió de la Casa Madre hacia la Ciudad de San Vicente para tomar la que en la actualidad es el Complejo Educativo Católico «Guadalupe Cárcamo». Nombre en honor a la Srta. Guadalupe Cárcamo quien donó el predio de la escuela. Actualmente se atiende desde parvularia hasta bachillerato.

•  En Sensuntepeque se tiene El Centro Escolar Católico «Santa Teresita del Niño Jesús», para niñas, en el Barrio El Calvario de la Ciudad. Las Hijas del Divino Salvador llegaron a Sensuntepeque el 12 de enero de 1970. También se tiene un centro de taller para la promoción de la mujer sensuntepecana.

•  En Ilobasco , desde el 31 de mayo de 1971, se atiende el Centro Escolar Católico «PIO XII» de 1° a 9° grado. y talleres de promoción de la mujer.

•  La segunda Diócesis en donde el Instituto fundó una presencia fue en la Arquidiócesis, tomando la Dirección y Administración de la Casa de Retiros «Sagrado Corazón», que los salesianos tienen en el Cantón Ayagualo, Departamento de La Libertad. Dicha obra se tomó el 30 de diciembre de 1976. Además allí se atiende la pastoral del Centro Escolar Católico Don Bosco y la pastoral de los cantones.

•  También a solicitud de la Inspectoría Salesiana, el 7 de enero de 1986, se tomó la responsabilidad de la Escuela Salesiana «Domingo Savio» , conjuntamente con los salesianos de la Parroquia «María Auxiliadora». Por la mañana se atienden los varones y por la tarde se atiende a la niñas.

•  La tercera Diócesis de El Salvador en donde el Instituto fundó una presencia fue Santa Ana. El 16 de febrero de 1980, a propuesta de las Religiosas Hijas de María Auxiliadora, se tomó la casa de ellas y se fundó la Escuela Parroquial «María Auxiliadora». A partir de 1990, se construyó el edificio en el que actualmente se tiene el Complejo Educativo Católico María Auxiliadora.

En Venezuela

Un paso importante en la historia del Instituto, fue su extensión fuera del país. Este paso fue dado el día 13 de noviembre de 1976, cuando 3 de las Religiosas partieron hacia Venezuela con el propósito de colaborar en la Iglesia al establecimiento y crecimiento del reino de Cristo.

En la actualidad se tienen 3 obras:

•  La Escuela Arquidiocesana «Divino Niño Jesús» de 1° a 9° grado, ubicada en la Arquidiócesis de Maracaibo.

•  Preescolar Divino Niño Jesús en la Arquidiócesis de Barquisimeto y pastoral en el barrio.

•  Casa para formación de las Hermanas en Los Teques, en la Diócesis de Los Teques.

El tercer país hacia donde la Congregación se extendió fue En Guatemala, en donde se tienen tres presencias a solicitud de los superiores salesianos:

•  el 20 de abril de 1983, se fue a trabajar entre los aborígenes quecchies de Raxruhá, de la Diócesis de Las Verapaces.

Durante este tiempo se ha procurado ir dando respuestas a las necesidades de las personas del lugar en la catequesis, la pastoral educativa, la pastoral de la salud y la promoción de la mujer.

•  Desde el 16 de enero de 1986, se está presente en la Parroquia La Divina Providencia, en donde se atiende el Liceo Salesiano, los Talleres de promoción para la mujer y en la pastoral parroquial se trabaja en la catequesis de algunas Escuelas públicas de la Zona 8. El domingo, las Religiosas atienden en Los Talleres, aproximadamente unas 200 jóvenes de diferentes grupos étnicos, que han llegado de las aldeas a la Ciudad Capital en busca de trabajo.

•  Y a partir del 1 de enero de 1999 , se atiende la pastoral educativa de la Escuela Bilingüe Don Bosco en San Pedro Carchá, Alta Verapaz.

El cuarto país que Dios indicó para su extensión es Bolivia en el cual se atienden 4 obras:

•  A partir del 24 de abril de 1990, a solicitud de la Inspectoría Salesiana de Bolivia, el Instituto llegó a la Arquidiócesis de Cochabamba a trabajar entre los grupos étnicos Quéchuas y Aimaras, en tres barrios: Itocta en donde está el aspirantado y una Casa Hogar, Pucarita en donde está el noviciado y Primero de Mayo. En los 3 lugares se atienden escuelas desde parvularia a bachillerato y guarderías; además. la animación espiritual, la pastoral juvenil y la catequesis de cada barrio.

•  Desde el 10 de noviembre de 2000 , como un recuerdo del Año Jubilar, invitadas por el Excmo. Mons. Jesús Juárez, se atiende en el Barrio San Martín de Porres en la Diócesis de El Alto, una escuela de parvularia a sexto grado, la animación espiritual de la parroquia, la catequesis y la pastoral juvenil; además las clases de religión de dos escuelas públicas.

El quinto país indicado por Dios para la extensión del Instituto es Panamá

A partir del 17 de enero del año 2002 , a solicitud de los Padres salesianos de la Comunidad del Técnico Don Bosco, con la venia de sus Superiores, se ayuda en la pastoral educativa del mencionado Instituto y en la Parroquia de la Villa Zaíta, Las Cumbres, en donde las Hermanas tienen su domicilio, se atiende la catequesis, la pastoral juvenil y de los enfermos. Además, se tiene en proyecto en el mismo lugar, la construcción de un salón para retiros, cancha y talleres.

Discernimiento

Cuando el Padre Aparicio estuvo trabajando en el Colegio Santa cecilia y en el Colegio Don Bosco, 1937-1945 , fue confesor de varios Colegios femeninos de la Capital y Santa Tecla: Santa Inés, La Asunción , Sagrado Corazón, María Auxiliadora, Eucarístico. Contaba él, que en el confesionario descubrió que muchas jóvenes aspiraban con gran deseo ingresar en alguna Congregación Religiosa, pero por falta de recursos, preparación científica adecuada, origen de nacimiento, no eran hijas legítimas, etc., les impedía ser admitidas en los institutos religiosos.

Esto, decía él, que causaba mucha pena y tristeza en el alma de las jóvenes y había que buscarle una solución. Ante esta realidad el Padre Aparicio se cuestionaba: ¿Por qué estas jóvenes no podían servir a Dios en una Comunidad Religiosa, ya que las respuestas que había que darles eran solamente negativas? ¿Por qué no se buscaba una forma que abriera el horizonte a estas jóvenes? ¿Por qué se les estaba negado este privilegio, si también ellas eran hijas de un mismo Padre?

Este pensamiento le preocupaba y cada vez, se convencía más, de que la Iglesia como Madre que es, no podía seguir negando esa gracia a esta clase de personas, dotadas de dones especiales y que se les podría presentar buenas soluciones, (Era antes del Concilio Vaticano II). Estas inquietudes permanecían en el pensamiento del Padre Aparicio quien las oraba y meditaba continuamente. Ya como Obispo, con las realidades que encontró en la nueva Diócesis, tuvo la oportunidad de darles respuesta. Hubieron algunos signos que le ayudaron a descubrir con mayor claridad la voluntad de Dios.

 

Signos: Los signos que Mons. Aparicio recibió para fundar el Instituto Hijas del Divino Salvador fueron tres:

A través del Padre Pedro Tantardini.

Su gran amigo, el Padre Pedro Tantardini, nacido en Lombardía en el pequeño pueblo de Introbbio, cerca de Milán, Italia, en 1882 , sacerdote salesiano, de 64 años de edad, venerable, de experiencia, merecido prestigio, universal aprecio, muy prudente y de profunda piedad, que había sido el Inspector de los Salesianos en Centro América desde 1935, donde realizó una labor eficiente, fecunda y muy admirada, quien a finales del año 1946 fue enviado a Venezuela, siempre como Inspector, conocedor de las inquietudes de Monseñor Aparicio, de los problemas que habían en la naciente Diócesis, le escribió una carta desde Caracas, donde le decía : «Monseñor, me vine preocupado por la forma cómo te dejaba, te quise enviar un salesiano y no pude y pensando y meditando creo que la solución para resolver varios problemas de esa Diócesis, sería la fundación de una comunidad religiosa femenina de vida y costumbres sencillas para que te ayuden en la catequesis, las escuelas parroquiales y la pastoral juvenil. Que el Señor te dé larga vida

Consulta por escrito, que Mons. Aparicio hizo a la Santísima Virgen a través de Sor Ersilia Crugnola, en el año 1945-1946.

Monseñor Aparicio era muy amigo de una religiosa Hija de María Auxiliadora, llamada Sor Ersilia Crugnola, quien era inspectora en México, en el año 1946. Esta religiosa y una joven exalumna de ella, de nombre Luz Rendón, tenían una relación muy cercana con la Santísima Virgen , concediéndoles Ella cualquier gracia que le suplicaban. Es así como Monseñor Aparicio le envió algunas cartas a Sor Ersilia, para que a través de la joven, le hiciera algunas consultas a la Santísima Virgen. Sor Ersilia le devolvió las cartas a Monseñor con las respuestas de la Santísima Virgen.

Fueron muchas las veces que Mons. Aparicio se dirigió a la Santísima Virgen. En una libretita de fechas importantes que se le encontró, allí tiene escrito: Año 1945 respuesta de la Santísima Virgen.

Entre varias cartas que él recibió y que van relacionadas con la Congregación se tienen como constancia las siguientes:

Fue escrita con fecha 23 de septiembre de 1946: «Ave María, dictado por María Auxiliadora. Ave hijo mío, ¿no me pides nada?; pero mucho me agrada, recibas con generosidad, todo lo que mi Divino Hijo te manda: cuando son gozos los ofreces satisfecho, cuando penas, las recibes generoso y me las encomiendas. No hay gracia que te haya negado. Al ponerme de Patrona en tu diócesis, te acogiste a mí y me nombras: Madre; y yo te tengo cobijado con mi manto maternal.

Tus feligreses son unidos, tus sacerdotes obedientes. Tienes algo que padecer pero no como en otras partes; y esto me lo debes. Hijo mío, tu celo por las almas, quiero que lo aumentes, tu salud la cuides, porque la necesitas. Te falta mucho hijo mío, tu campo de misión está a penas principiando, mi ayuda y bendición no te faltarán.

Cuando tengas, hijo mío, oportunidad para hablar con los sacerdotes, diles que ellos representan a mi Divino Hijo en la tierra, que siempre procuren dar el mejor buen ejemplo y auméntales el celo en favor de las almas. Los sacerdotes son las almas escogidas y de su predilección y, como almas escogidas, que desagravien a mi Divino Hijo de tantos ultrajes que le hacen, sacramentado. Que nunca nieguen las confesiones, porque es grande cuenta que darán de esas almas a quienes se la han negado y más si estas se pierden por ello. Quiero sacerdotes según mi corazón y quienes a mí se encomienden, no les negaré mi ayuda y protección.

Tus deseos los verás realizados, si en tu Madre celestial confías. Tus asociaciones y demás obras con tus feligreses, hazles comprender que todas son de Dios y todos por él deben trabajar. Todas las obras de Dios son desinteresadas, buscando sólo su gloria y bien de la propia alma y demás que le rodean.

Tú, hijo mío, como pastor de las almas, que fuiste escogido por mi Divino Hijo, para guiar esa porción de almas, en el punto señalado, por mi mismo Hijo Divino, tendrás mis continuas bendiciones y mi poderosa ayuda.

Yo bajo muchas veces en busca de un alma que me ama y que hace más que un sacerdote, más que una religiosa, para mostrarle mis deseos y ésta los comunique a mis hijos. Ella me pide mucho por ti, hijo mío.

La Congregación que en tu mente tienes, hijo mío, se realizará, será formada con el espíritu de San Juan Bosco, espíritu apostólico; enseñando al que no sabe y llevando almas al cielo. Todo se te proporcionará, hijo mío, confía en mí, te bendigo. María Auxiliadora, madre siempre tuya».

Otra Carta, escrita el 22 de noviembre de 1946 dice : «Tengo el gusto de remitir a vuestra Excelencia, las contestaciones de nuestra dulce Madre celestial. Esta vez no le mando el original por que venían sus contestaciones en una hoja con otras contestaciones; espero que también ahora le sean de gran consuelo».

Se ve que Monseñor le hizo algunas preguntas.

P/ ¿Qué señal me das Madre mía, para estar seguro que el seminario y la otra fundación, son obras tuyas?

R/ «La señal será las dificultades, porque estas no faltan nunca en las obras de Dios, pero se irá realizando y se realizará pronto con mi ayuda».

P/ Madre mía, quiero que triunfes como Auxiliadora en esta ciudad y diócesis.

R/ «Triunfaré si muchas almas me aman como Auxiliadora y mis auxilios no les faltarán».

P/ Madre mía, inspira a los Superiores mayores para que me envíen salesianos para el colegio y seminario.

R/ «Tendrán mis inspiraciones, pero también está bueno que Usted los pida, hijo mío; mis hijos saben formar almas».

P/ Madre mía, concédeme ese espíritu apostólico, episcopal – salesiano de Monseñor Cagliero, Costamagna, Lazagna, etc.

R/ «Lo alcanzará, hijo mío, es tan hermoso ese espíritu apostólico y mucho se trabaja por las almas. Esta alma a quien yo hablo, tiene ese espíritu desde pequeña, nunca se cansa de pedirme almas y ha salvado ya muchísimas y sigue salvando».

«Yo doy mis gracias, si mis hijos e hijas las reciben bien y si no queden en paz, que nada les perturbe. Auxiliadora soy para los hijos que me aman y creen en mi amor y en mis prodigios. Mis bendiciones y ayudas, pastor de las almas, Cristo Jesús y María Auxiliadora».

.  En el presente texto de una homilía, Monseñor Aparicio hablaba de unas respuestas. Esta carta no estaba entre sus papeles, pero sus palabras son testimonio de esa profecía: «Homilía del 6 de enero de 1986, en una Profesión Religiosa; «Escribí a Sor Ersilia Crugnola y ella a plomo me dijo: «Monseñor, por lo que me ha dicho, es voluntad de Dios y la Santísima Virgen lo quiere». Y yo le dije: ¿Cómo voy a hacer con las vocaciones? «No se preocupe, que ellas van a llegar». Y así fue como un 24 de diciembre, como a las 10 de la noche traje a las primeras 5 Hermanas y en un cuartito celebramos la misa de media noche. Les dejé unas libras de queso y frijoles y salí el día siguiente a México a predicar unos ejercicios espirituales a los Salesianos».

Estas cartas son una muestra de la presencia de María Auxiliadora en nuestra Congregación.

Monseñor Aparicio en varias ocasiones había hablado de estas respuestas de la Santísima Virgen , pero nunca dijo aquí están las cartas, ni nadie le pidió que se las enseñara. Fue hasta unos meses después de su muerte que la Hna. Rosa Candelaria Cáceres, Superiora General las encontró, él las tenía bien guardadas y en unas Buenas noches, el día martes 15 de diciembre de 1992, las dio a conocer a la Comunidad. Esas cartas están en el archivo privado, en la Casa Generalicia.

Inquietudes de fundación por parte de la Conferencia Episcopal :

En las reuniones de la Conferencia Episcopal de los años 1955 y 1956, se trató sobre la necesidad de fundar una escuela normal para la formación de maestros católicos. Es el mismo Monseñor Aparicio, quien lo narró en diferentes ocasiones:

.  » En otra Conferencia se discutió el sostener un grupo de normalistas por cuenta de las curias, teniéndoles internas en lugares especiales, bajo la dirección de una comunidad religiosa que se ocupara de la formación religiosa y moral, asistiendo a las otras clases a la normal del estado. Finalmente el Episcopado me autorizó el estudio de lo que pudiera ser factible.El CEDAC (Conferencia Episcopal de América Central) en su reunión de Tegucigalpa urgió en una de sus conclusiones, que el Episcopado se ocupara en modo especial de las normales rurales. La Constitución política reservaba al Estado el privilegio de la formación de maestras, se advertía en esto, claramente una disposición de índole masónica.

Considerando lo avanzado del gobierno en este campo, la gran inmoralidad en una buena parte del magisterio, la impostergable obligación de la fundación de escuelas parroquiales, la pobreza de las parroquias y el giro que tomaban las cosas del estado, presenté como en junio de 1956, el primer plan al Episcopado reunido en sus Conferencias Episcopales y fue aprobado por todos, comprometiéndome yo a dar principio» .

.  En la Homilía del 6 de enero de 1986: » La Conferencia Episcopal el año del 55-56 discutió que era urgente organizar una asociación para la catequesis y las normales. Como vi que sólo eran pláticas, les presenté el año 1956 un esquema que aprobaron todos los Señores Obispos y dijeron que iban a ayudar. Y así lo saben todas el día 24 de diciembre de 1956 empezábamos aquí, en uno de los cuartitos que están aquí en la entrada, celebramos la santa misa a media noche y ahí les quedaron las primeras provisiones poquísimas que cualquiera se pondría a reír si las enumerara: un bote de leche de ceteco (marca de leche), unas libras de frijoles, arroz y un poco de maíz que no creo que llegaría a medio saco y un poco de queso. Y al día siguiente tuve que irme a México a predicar ejercicios espirituales a los salesianos. Volví de México el 5 de enero para recibir otras jóvenes, y el 7 del mismo, salí de nuevo a dicho país, a predicarles a las Hermanas Hijas de Maria Auxiliadora».

Estos signos son los que motivaron a Mons. Pedro Amoldo Aparicio para fundar la Congregación. Muchas otras señales que no están escritas, fueron manifestándose en esta obra de Dios y de la Virgen.

Primeros Pasos

Propaganda vocacional

Ya en 1955, Monseñor Aparicio había presentado a sus sacerdotes el plan de fundar una Congregación. En estos años, los sacerdotes de la Diócesis apoyaron a Monseñor y en 1956 en una reunión del clero, les repartió Hojas de Propaganda Vocacional para que ellos se las entregaran a las personas en sus parroquias. Después de todo esto, nació la inquietud de las nuevas vocaciones que los párrocos animaban.

Cuenta Hna. Apolonia que el Padre Pacas les decía que la Congregación que Mons. Aparicio iba a fundar iba a ser con hábito corto, sin velo y que no les cambiarían el nombre de su bautismo

El lugar

En un primer momento, Mons. Aparicio pensó que la fundación se haría en San Sebastián, en la Capilla de nuestra Señora de Guadalupe. Esta idea la cambió Monseñor porque este lugar era muy extraviado y pensó que la fundación quedaría mejor en Santo Domingo por tener mejores vías de acceso como es, la Carretera Panamericana y el ferrocarril.

En el plan de Dios todo estaba previsto para llevar a cabo su obra. En la Villa de Santo Domingo existía una señora, Doña Santos Platero Viuda de Meléndez. Esta Señora era muy piadosa, pertenecía a la Tercera Orden de Santo Domingo y era muy amigable con los sacerdotes que llegaban al pueblo a celebrar la Eucaristía.

Doña Santos quería donar su casa con el terreno que le rodeaba para una obra de beneficencia. Ella tenía un sobrino cuyo nombre era Daniel Rivas, quien ya conocía a Monseñor Aparicio y su plan de fundación.

Al darse cuenta Don Daniel de la idea de Doña Santos, le aconsejo él que su casa con el terreno, se lo diera al Señor Obispo porque el iba a fundar unas «Monjitas». Fue así como Doña Santos habló con Monseñor Aparicio al respecto y le entregó su casa con el terreno que enseguida se escrituró, siendo ella la primera bienhechora de la Congregación. Esta donación se realizó en 1955.

Inquietudes vocacionales

Primeras jóvenes

El día lunes 3 de diciembre de 1956, llegaron al Palacio Episcopal de San Vicente las 3 primeras jóvenes, ellas son: María Berta Morales Granados, de 13 años, 11 meses de edad; Margarita Morales, de 18 años de edad, ambas hermanas procedentes del Cantón Joya Ventura de San Jorge, Departamento de San Miguel y María Amaya de 32 años de edad, procedente de Berlín. El día sábado 22 de diciembre por la tarde, llegó la Señorita. Apolonia Hernández, de 26 años de edad, del Cantón El Paraíso, de San Sebastián, Departamento de San Vicente y el día lunes 24 de diciembre a las 8:00 p.m. llego la Srta. Julia Margarita Gavidia de 17 años de edad, de la ciudad de San Vicente.

.  Es la Hna. María Berta Morales quien cuenta cómo fueron esos primeros días:

«El día 3 de diciembre de 1956, como a eso de las 10:00 a.m. Margarita (Margot), mi hermana, María Amaya (hermana del Padre Amaya) y yo, llegamos al Palacio Episcopal de San Vicente, residencia del Obispo. El Padre José Bernardo Amaya nos fue a traer a nuestra casa y nos llevó a San Vicente. Mons. Aparicio estaba en su residencia, fue él quien nos recibió, nos indicó donde nos íbamos a quedar y nos dijo: «Por unos días, mientras vienen otras, van a vivir aquí, después se van a ir a su propia casa». luego Monseñor se quedó platicando con el Padre Amaya. Almorzamos todos juntos, luego el Padre se despidió.

En los días antes del 24 de diciembre ayudábamos a hacer limpieza y además íbamos donde una costurera que se llamaba Antonia Palacios, de quien aprendimos conocimientos básicos de costura. Fue la Señorita Toñita quien nos hizo los primeros uniformes sencillos: una bata acuchillada, blanca, manga tres cuartas

Mons. Aparicio hacía comunidad con tres padres jóvenes: el Padre Marcial Serrano, el Padre Julio Menjívar y el Padre Fredy Delgado. Estos Padres vivían en el Palacio, comían y rezaban juntos. Desde esa primera tarde, Monseñor nos invitó a rezar con ellos, en una capillita privada que tenía allí mismo en el Palacio. En la tarde rezábamos oraciones, lectura y Rosario. En la mañana a las 5:30 íbamos a meditación, oraciones y la Santa Misa.

En la tarde cuando Monseñor estaba, rezábamos con él y si no lo hacíamos solas. En la mañana, la meditación y oraciones la hacíamos con los Padres, ya la Santa Misa sólo estábamos con Monseñor, porque los sacerdotes salían de inmediato a sus parroquias. Además, Rezábamos la Visita al Santísimo a las dos de la tarde.

En el comedor estábamos solas. Alguna vez llegaba Monseñor a acompañarnos.

.  La Hna. Apolonia Hernández también describe su linda experiencia de esos días:

«Las primeras cinco jóvenes nos reunimos en el Palacio Episcopal, en San V icente. Yo llegué al Palacio el día 22 de diciembre de 1956, como a las 2:00 p.m. Me recibieron Margot Morales y el Padre Marcial Serranos, ellos me llevaron a donde iba a permanecer. Monseñor tenía un cuarto para huéspedes y allí vivimos las jóvenes esos días de diciembre.

Mons. Aparicio llegó en la noche al Palacio y al saber que yo estaba allí me dijo: «Dice el Padre Marcial que habló el Padre Pacas que tú ya estabas aquí». Yo le dije: «Sí Monseñor, ya llegué». Luego cenamos las cuatro jóvenes que ya habíamos llegado. Después de cena Monseñor nos llamó que fuéramos a hacer recreo. Y nos pusimos a platicar las cuatro. Después Monseñor nos llamó de nuevo para que fuéramos a rezar a su capilla, estando presente él allí y también los tres Padres. Al terminar de rezar, los Padres se salieron y Monseñor se quedó con nosotras en la capilla y explicaba lo que íbamos a hacer. Allí nos explicaba los reglamentos, nos habló sobre el silencio, que ya no íbamos a hablar después de oraciones de la noche, sino hasta después de las oraciones de la mañana. Nos dijo también, que las oraciones las estaban preparando en paginas los Padres. Aunque después consiguió libros para todas.

Las oraciones que rezábamos desde esos días hasta después del Concilio fueron las que estaban en el libro titulado «Mi Libro», oraciones para uso de las alumnas de los colegios de las Hijas de María Auxiliadora.

Las oraciones de la mañana se encuentran en la página 82, las oraciones para acostarse están en la página 85-86. Muchas de estas oraciones las rezábamos en latín. Después de oír las orientaciones de Monseñor nos íbamos a acostar.

Día 23 de diciembre 1956. Monseñor les celebró misa en su capilla a las 6:00 a.m. Después de misa Monseñor se dirigió a María Amaya, (a ella la había puesto Monseñor de responsable) para ver lo que íbamos a hacer.

Tostamos café, lo envasamos y lo teníamos listo para el viaje del siguiente día. Empezamos a preparar las cosas que íbamos a ocupar ya en Santo Domingo, hicimos limpiezas. Además, vinimos a Santo Domingo a hacer limpieza y a ordenar todo para el siguiente día.

En la noche, Monseñor nos dijo: «Vayan a Santo Domingo a recibir unas cosas que ha mandado Doña Consuelo y los Padres Franciscanos y vean cómo las ordenan». Venimos, recibimos los donativos, los ordenamos y nos regresamos a San Vicente, con el chofer de Monseñor, Don René Molina.

Doña Consuelo enviaba las camas y la ropa de cama, aunque cada joven traíamos nuestra ropa de cama, la que trajo Doña Consuelo la guardamos. Los Padres Franciscanos trajeron una refrigeradora de gas.

.  Día lunes 24 de diciembre de 1956. A las 6:00 a.m. tuvimos la Santa Misa , y todo lo ordinario del día. Al terminar de celebrar la Misa con nosotras, Monseñor se fue a Catedral a celebrar con el pueblo, mientras tanto, nosotras continuamos nuestros trabajos como de costumbre, esperando el momento en que Monseñor nos dijera a qué hora teníamos que salir para Santo Domingo.

Monseñor andaba con tantas cosas, lo llegaban a buscar personas, estaba viendo lo de Catedral. (Narrado el día 27 de diciembre de 2004, a Hna. Amelia)

.  La casa donada por Doña Santos Viuda de Platero, ya estaba lista, en Santo Domingo. Doña Santos la dio amueblada: mesas, sillas y unos armarios. La casa era de adobe y medía 20 metros de largo por 10 metros de ancho; el terreno era desde la calle del centro del pueblo hasta la calle de la actual entrada; ancho desde la calle por el garaje hasta la sacristía.

Fundación

.  Salida de San Vicente

» Antes de salir de San Vicente, Doña Sarita y Conchita Funes llegaron con tamales, café y un bote de leche.

Ya era de noche. Teníamos ya listo tamales, pan dulce, queso, frijoles, azúcar, el bote de leche y el café. Don René, el motorista ya estaba listo y Monseñor le dijo: «Váyanse, yo voy detrás » . A eso de las 10 de la noche emprendimos el viaje, de San Vicente hacia Santo Domingo, las 5 nosotras, en un yep abierto como picap, con Don René. La noche estaba bien fría, que yo me resfrié». Detrás iba el Excelentísimo Monseñor Pedro Amoldo Aparicio manejando, acompañado por los Sacerdotes: Antonio Cubías, Julio Menjívar, Marcial Serrano y Fredy Delgado.

.  Llegada a Santo Domingo, el nuevo Belén

Llegamos a Santo Domingo a las 10:30 p.m. más o menos, por el lado de la calle 3 de mayo, allí era la entrada.

Los Padres sólo nos dejaron y se fueron. El Padre Marcial Serrano era el Párroco de Santo Domingo, con él se fueron a celebrar misa a la Parroquia el Padre Fredy y el Padre Antonio Cubías, quienes después, se regresaron a San Vicente.

Se alumbraron con candelas, no había energía eléctrica. Cocinaron café. Compartimos la cena de Navidad y de fundación con Monseñor (tamales y café), aquella noche. Después nos fuimos a ordenar las camas, nos pusimos nuestro uniforme blanco. En ese momento, a nivel del pueblo, venía la pasada del Niño que salía del Calvario hacia la Parroquia y Monseñor nos dio permiso de salir a ver. Las personas se alegraron al saber que ya estábamos las Hermanas en Santo Domingo.

A las 12:00 de la noche hora en que Jesús nacía en Belén hacía 20 siglos, se dio inicio a la Celebración Eucarística del Nacimiento del Salvador y del nacimiento del Instituto «Hijas del Divino Salvador», celebrada por el Excelentísimo Monseñor Pedro Amoldo Aparicio Quintanilla, nuestro Fundador.

La Santa Misa , fue rezada. Monseñor nos predicó, nos habló de la congregación: nos dijo: «Recen para que se les conceda el deseo de ser religiosas, se van a llamar: «Hijas del Divino Salvador. E l objetivo de la Congregación es ayudar a los Párrocos, fundar escuelas parroquiales, repartirse todas las Hermanas en la Diócesis de San Vicente. Les voy a elaborar un reglamento conforme al cual ustedes deben vivir. El hábito es provisional, después vamos a ir viendo cómo va a ser» . El se inclinaba por el color negro y azul negro. (en ese principio la capilla era en el cuarto que sigue al estudio de la Comunidad ). Monseñor se fue a San Vicente esa misma noche a celebrar Misa a Catedral».

.  El nacimiento de nuestro Instituto está muy relacionado con el nacimiento del Niño Jesús. Es hermoso descubrir todos los signos que se fueron dando. San José y la Virgen María fueron a Jerusalén a empadronarse y como Ella se sentía mal, buscaron posada y al no encontrar se fueron a Belén donde nació el Niño Jesús. Nuestro Fundador, con nuestras Hermanas, acompañados de los Padres, hicieron una peregrinación de San Vicente, Sede de Mons. Aparicio, hacia Santo Domingo, el Nuevo Belén donde nació el Instituto «Hijas del Divino Salvador», responsable de vivir esta espiritualidad. Otros parecidos: noche de luna, fría, casa oscura (no había energía eléctrica), un pueblo tranquilo, gente sencilla.

.  Como se puede ver, la Congregación desde los inicios fundamentó su vida en la Eucaristía y en la Santísima Virgen : desde que llegaron a San Vicente no les faltó diariamente la Santa Misa , rezaban la Visita al Santísimo y el rezo del Santo Rosario. Nació un 24 (los 24 de cada mes son dedicados a María Auxiliadora), con la celebración Eucarística. Nuestra Congregación es netamente Eucarística y Mariana.

La Organización

Desde la primera noche Monseñor Aparicio nos organizó a las Hermanas así:

Directora: Hna. María Amaya

Ecónoma: Hna. Margarita Morales

Sacristana: Hna. Apolonia Hernández. Me enseñó el Padre Fredy Delgado.

 

Martes 25 de diciembre

El día martes 25, las Hermanas, porque así nos llamábamos entre nosotras desde el primer día, fuimos a misa a la parroquia. Porque Monseñor estaba en San Vicente , vino donde nosotras como a la una de la tarde que iba para México a predicar Ejercicios Espirituales a los Salesianos. Regresó de México, el 5 de enero de 1957. Nos trajo una camándula a cada Hermana . Los días iban transcurriendo y nosotras nos íbamos ambientando al nuevo hogar, viviendo en pobreza, sencillez y humildad.

Año 1957

.  El domingo 6 de enero de 1957, llegó el segundo grupo de 5 jovencitas ellas eran: Ramona Valladares, Isabel Castillo, Vidalia Gámez, Margarita Durán y Amalia Rivas, todas de San Sebastián. Así, al inicio del año 1957, eran ya 10 hermanas.

A mediados del mes de enero, Monseñor salió para Panamá a predicar la Novena de San Juan Bosco. A los pocos días de venir de Panamá salió para Colombia a predicar Ejercicios Espirituales a los Salesianos».

La Formación

El día lunes 7 de enero de 1957, empezaron a recibir clases las 10 Hermanas. Además todas pasaban por los oficios de la casa. Las cambiaban mensualmente. Todas pasaban por los oficios de la casa y las cambiaban mensualmente. Además, como la casa estaba en construcción, ellas ayudaban a halar ladrillos, botar tierra, etc. Monseñor Aparicio llegaba a visitar a las hermanas cada 15 días y ese día, se iba hasta después de cena. Hablaba con cada una de las jóvenes.

Pero para que las Hermanas fueran formándose más seriamente, Mons. Aparicio escribió a la Madre General de la congregación Hijas de Maria Auxiliadora, para que le enviara algunas religiosas que colaboran directamente con él, en la naciente obra.

Esta respuesta fue rápida y efectiva. El 31 de diciembre de 1958 llegaron a la Casa Madre Sor María Turquelli y Sor Mercedes Tossato, acompañadas de otras Hermanas de su Congregación, a eso de las 2:00 p.m. Monseñor Aparicio inmediatamente reunió a las Hermanas para darles la bienvenida a las Religiosas que llegaban y todas se sentían muy felices. Después en acción de gracias Monseñor dio la Bendición Eucarística.

Ese mismo día llegó el Padre Bonaluni, sdb para celebrar la misa de Año Nuevo a la media noche. Sor María Turquelli era de avanzada edad y sólo estuvo hasta mayo de 1959.

Sor Mercedes Tossato les educó en el orden y la limpieza de los diferentes apartamentos de la casa, en la marcha de la economía; les enseñó a cocinar, a lavar y a mantenerse siempre ocupadas, no le gustaba ver desocupada a ninguna Hermana. Sor Mercedes se retiro de la congregación el 22 de diciembre de 1961, quedando solas las Hermanas.

(Narrado por Hna. Apolonia Hernández)