Pastor de almas

Ordenación sacerdotal

Terminados sus estudios teológicos en el primer teologado salesiano de la Inspectoría, ubicado en un anexo del Colegio Santa Cecilia, en santa Tecla, en la antigua capilla de María Auxiliadora (hoy desaparecida) el día 20 de febrero de 1937, recibió la ordenación sacerdotal en unión de tres compañeros más, de manos del Excelentísimo Señor Nuncio Apostólico, Monseñor Santiago Giacomo Levame.

 

Primera misa en Chinameca

El día 28 de febrero de 1937, todos admiraban la blancura de gran cantidad de azucenas que artísticamente colocadas, adornaban el templo. Grandísima era la emoción de la madre del Padre Aparicio que con tantos meses de anticipación, se preparaba para que la primera Misa celebrada por su amado hijo, revistiera toda la solemnidad posible. Un coro de 40 voces elevó a Dios las alabanzas en aquella solemne misa.

Aquel día, no era poca la alegría que inundaba a la Familia Aparicio Quintanilla, la mayor parte de sus familiares, hermanos y especialmente su madre, dando gracias al Todopoderoso, al Santo Fundador de la Congregación Salesiana y a María Auxiliadora, a quienes se lo habían encomendado; lloraban invadidos por la emoción de la gracia concedida de apreciar tan grande acontecimiento de la primera misa de su ordenación. Tanto en la Ciudad de Chinameca, como en los Colegios Salesianos, asociaciones católicas, amistades, personas particulares y sociedad en general, le felicitaron y homenajearon con motivo de su Ordenación Sacerdotal.

Su ordenación Sacerdotal en la Congregación Salesiana, es la respuesta a la finalidad de la promesa hecha a la Santísima Virgen Auxiliadora, y ella, sonreía satisfecha al contemplar a su querido hijo que con heroico ahínco, le cumple su promesa. + A los 4 años de haber gozado este gran acontecimiento, Doña Julita, mamá del Padre Aparicio entrega su alma a Dios, segura que su hijo no dejará de orar por ella.

 

Pedro Arnoldo Aparicio
Sacerdote de Dios
Año 1942

Protagonista en la sociedad

Como buen sacerdote salesiano, su labor de pastor la realizó en el campo de la educación, sus planes iban en relación a la salvación de los jóvenes.

Siendo sacerdote prestó sus servicios a la congregación salesiana y a la patria en favor de la niñez y juventud como:

• Consejero escolar del Colegio «Santa Cecilia», en Santa Tecla, El Salvador, en los años 1937 a 1941.

• Director del Colegio «Don Bosco» en San Salvador, en los años 1942 al 30 de junio de 1945.

• Director del Instituto Técnico «Don Bosco» de la Ciudad de Panamá, en el año 1945, época más difícil de la Segunda Guerra Mundial; en Panamá jugaba un papel importante y delicado; donde su misión especial fue levantar la Escuela de Artes e intensificar mucho más la devoción a María Auxiliadora y a San Juan Bosco.

• Director de la Federación de Colegios Católicos (FEDEC), organización fundada por él, para velar por los derechos de la educación católica.

• En estos años también fue confesor en varios Colegios de San Salvador y Santa tecla: Colegio «Sagrado Corazón», «Santa Inés», «Belén», «María Auxiliadora», «Asunción» y otros.

• Protagonista en el Congreso Eucarístico de San Salvador, que se realizó con motivo del Centenario de fundación de la Arquidiócesis , el Señor Arzobispo, Excelentísimo Monseñor Luis Chávez y González, rodeado de una comisión, organizó un Congreso Eucarístico, en la Ciudad Capital , el cual se celebró el 23 al 26 denoviembre de 1842, y fue calificado como el acontecimiento religioso más relevante en la historia de esta nación. Durante dicho Congreso, los obispos centroamericanos, crearon el Secretariado Episcopal de América Central y Panamá (SEDAC), siendo sus grandes inspiradores Monseñor Luis Chávez y González, Arzobispo de San Salvador y Monseñor Víctor Sanabria, Arzobispo de San José, Costa Rica.

 

El Padre Aparicio, joven y entusiasta, participó activamente en este acontecimiento grandioso; fue uno de los que más cerca estuvo del Señor Arzobispo para brindarle su apoyo. Y ¡cómo iba a dejar pasar tan memorable acto, donde daría culto al que tanto amaba!

Como elocuente orador que era, se dirigió al pueblo salvadoreño con el siguiente mensaje . Se transcribe una parte:

» […] al frente del cortejo de ilustres profesionales y el rudo labriego, que arranca pacientemente las riquezas exuberantes de estas tierras de Nequepio, se darán cita en la Hidalga Capital Salvadoreña, para tributar al Dios Hostia, nuestro Creador y nuestro Rey, el homenaje de un pueblo creyente que se inclina reverente y se doblega únicamente ante el Rey de las naciones… Salvadoreño, no desmayes tu innata bravura. En cada hombre hay un héroe inmortal, que sabrá mantenerse a la altura, de su antiguo valor proverbial. Dios y la Patria lo quieren, por Dios y la Patria lo haremos.

Cristo vence. Cristo impera, Cristo Reinará en nuestra nación» .

Pedro Arnoldo Aparicio, S.S.

 

La vida del Padre Aparicio como sacerdote fue muy corta: del 20 de febrero de 1937 a inicios de 1946. Pero en estos años dejó huellas en todos los ámbitos: en la Iglesia, en el gobierno, en los niños y jóvenes, en el pueblo en general quien por su lograr su objetivo de salvar a los niños y jóvenes, se relacionaba con las diferentes clases sociales.

 

Hacia el Episcopado

Dios Padre, que conoce la rectitud de los hombres y la gloria que le brindan con su vida, se goza al contemplar a su siervo muy amado, que desde años, viene preparando para que forme parte en las filas apostólicas y, cuando el Padre Aparicio piensa en levantar a la juventud panameña, estando como director del Colegio de la Ciudad de Panamá , el 11 de diciembre de 1945, su nombre salió elegido para ser pastor de una Iglesia particular.

El 31 de enero de 1946, fiesta de San Juan Bosco, el Padre Aparicio recibió un cablegrama de Roma, enviado por su Santidad Pío XII, donde le comunicaba que en el L’Oservatore Romano, ese día, había sido publicada la noticia que él había sido nombrado Obispo electo Titular de Ezani (Exanita) y Auxiliar de Monseñor Luis Chávez y González, Arzobispo de San Salvador. ¡Qué sorpresa! Pero el Padre Aparicio, hombre equilibrado y con una personalidad muy varonil y muy fuerte en la fe, no vaciló en tomar, con gran humildad, el cayado para pastorear la nueva grey a la que sería enviado.

Fundador